Eres tú


Eres tú porque me haces brillar en la oscuridad, porque cuidas tan bien mi vulnerabilidad que creo que soy fuerte. Eres tú porque has rehecho un muro completamente derrumbado y lo has conseguido pieza por pieza, siempre más despacio que deprisa. Eres tú porque no me reprimes el alma, porque no me haces sentir pequeña en un mundo de grandes, sino un gigante encerrado en el cuerpo de alguien diminuto, pero imprescindible. Eres tú porque tu espalda me cuenta que no solo hay poetas tristes, también los hay que escriben por amor y que se embarcan en una aventura muertos de miedo porque eso significa vivir. Eres tú porque las baladas tristes contigo no suenan a despedida, pero sí a eternidad. Eres tú porque no me prometes nada que no seas capaz de cumplir, porque no me ves capaz de no hacer algo, porque serás el primero en empujarme a conseguir algo absurdo que me haga feliz y estarás pendiente por si algo sale mal. Eres tú porque no entiendes el problema sin la solución, porque no crees en la imposibilidad de hacer algo. Eres tú porque sabes que puedes solo y, aún así, no has pensado en la posibilidad de dejarme al margen. Eres tú porque estamos abocados a una calle sin salida y todavía quieres seguir andando.

Y es por esto (y por muchas cosas más) por lo que renunciar a ti sería renunciar a vivir la vida frágil desde la perspectiva de un valiente. Sería malgastar el tiempo buscando una razón por la que seguir que no fuera porque sí.

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